Unos pavos altaneros miraban con desprecio a otras aves más sencillas en un viejo gallinero. Las gallinas se sentían mal por los continuos desaires que sufrían. A cualquier saludo los pavos no respondían.
Los gallos intentaban a cada momento que haya entendimiento y unión en el corral, por eso pedían a los pavos que sean amables.
- Amigos vengan con nosotros. - Amablemente solicitaban los gallos, pero los pavos orgullosos se negaban con gestos de desprecio.
- No nos juntamos con la chusma. - decían - ¡habrase visto estos!
Cierta vez, llegó al gallinero un amable pavo real. Al momento se hizo amigo de gallos y gallinas. Al ver que había problemas en el corral, intentó una solución cordial.
- Distinguidos señores, - Se dirigió a los pavos - hagamos la unión en el corral, procuremos una buena vecindad.
Pero los pavos se ofendieron ante el pedido del pavo real.
¡ Que avecilla atrevida!¡ Tú y los demás, nunca podrán ser igual a nosotros!
El pavo real, muy ofendido, extendió entonces su hermoso plumaje deslumbrando a todos.
Los envidiosos pavos intentaron superar la belleza del pavo real erizando sus plumas, pero lo único que lograron, fue afearse más.
¡Somos más hermosos que cualquier ave del mundo! - Decían los ilusos.
Los gallos, que observaban en silencio el hecho, se molestaron mucho y arremetieron contra los soberbios pavos echándolos del corral.
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