Una vez hayas concluido tu trabajo podrás colorear la imagen MOISÉS
miércoles, 29 de agosto de 2012
SEGUNDO GRADO: EL ADJETIVO
Hoy realizaremos una practica en la que tenemos que identificar los adjetivos, tenemos que recordar que los adjetivos son palabras que acompañan a los sustantivos y siempre concuerdan en género y número con ellos, describen características de los mismos; para trabajar has clic en la palabra:
SEXTO GRADO: DECIMALES
Operamos con números decimales en:
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/ies_azahar/MATEMATICAS1/decimales/menu.html
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SEXTO GRADO:RUMPELSTILSKIM
En un lejano país hace muchísimos años vivía un molinero que tenía una hija muy hermosa. Tan orgulloso estaba de su hija que presumía ante todos diciendo:
—Clara es tan hermosa y sabia que puede convertir la paja en oro al hilarla.
El rumor llegó a oídos del Rey Osvaldo, que era un poco egoísta, y éste pensó:
—Si la hija del molinero puede convertir la paja en oro, tendría que estar en el palacio y así sería el rey más rico del mundo.
Mandó a sus caballeros a buscar a Clara para que la trajeran al palacio. Cuando el Rey Osvaldo la vio se maravilló por su hermosura y pensó que, si era cierto, se casaría con ella. La condujo a una habitación llena de paja y con voz seria le dijo:
—Clara, quiero que hiles esta paja y que mañana esté convertida en oro.
La muchacha comenzó a llorar cuando cerraron la puerta mirando el montón de paja que rodeaba la rueca.
—¡Cómo lo voy a hacer!— decía.
De repente notó que alguien estaba detrás de ella, cuando se volvió asustada descubrió a un pequeño personaje con unas ropas muy raras que parecía un enano.
—Si te ayudo, Clara, ¿qué me darás a cambio?
—No tengo nada, pero si eres capaz de ayudarme, te daré el anillo que me regaló mi madre.
—De acuerdo —dijo el enano—. Siéntate en la esquina y déjame trabajar.
Clara se acurrucó en el rincón y se quedó dormida mientras el enano comenzaba a hilar.
A la mañana siguiente, la despertaron al llamar a la puerta. El rey Osvaldo entró en la habitación y se quedó asombrado al contemplar que toda la paja se había convertido en madejas de hilo de oro.
—Muy bien, Clara. Deberás hacer lo mismo dos noches más y serás mi esposa.
Por la noche, los caballeros del rey la acompañaron a una habitación más grande que también estaba llena de paja.
Clara entró y comenzó otra vez a llorar. Cuando miró a la esquina, volvió a ver al enano que la miraba sonriendo.
—¿Hoy qué me regalarás si te ayudo?
—Sólo tengo esta medalla, pero es tuya si me ayudas—. Dijo Clara tristemente.
Otra vez se quedó dormida y cuando a la mañana siguiente la despertaron los caballeros, toda la paja estaba convertida en oro.
La noche siguiente el rey Osvaldo la acompañó a la habitación más grande de todo el palacio:
—Clara, recuerda, si mañana has convertido toda esta paja en oro serás mi esposa y la reina de este país.
Clara volvió a llorar cuando el rey cerró la puerta.
—Hoy el enano no me podrá ayudar—. Exclamaba entre sollozos.
—¿Por qué dices eso?— le contestó el enano que estaba escondido en una gran lámpara.
—No tengo nada para regalarte—. Le contestó apenada Clara.
—Bueno, he escuchado al rey, si me prometes darme el hijo que tendrás el año que viene, te ayudaré.
Por la mañana el rey Osvaldo convocó a toda la corte para abrir la puerta del salón donde estaba Clara. Se quedó asombrado cuando contempló a Clara de pie al lado de mil madejas de hilo de oro. Se volvió hacia sus súbditos y les dijo:
—Saludad a vuestra futura reina. Quiero que todo esté preparado para que Clara y yo nos casemos esta tarde.
Clara y Osvaldo fueron muy felices y todos los habitantes del reino la querían mucho. Al año nació un hermoso príncipe al que llamaron Alberto.
Esa misma noche, mientras todos dormían, el enano fue a ver a la reina Clara para pedirle al niño.
—No puedes llevártelo —le pidió Clara—. Si te lo llevas, moriré de pena.
Tanto insistió, que el enano, muy a regañadientes, le dijo:
—Si en dos noches no consigues adivinar mi nombre, me llevaré a tu hijo y, si lo adivinas, no me volverás a ver.
Clara suspiró y se pasó todo el día apuntando nombres en un papel.
Por la noche, tal y como se lo había prometido, el enano apareció en su habitación. Clara le comenzó a decir todos los nombres que había apuntado, pero ninguno era. El enano al amanecer se marchó muy contento.
Clara comenzó a llorar mientras miraba al príncipe. Muy apenada llamó a su viejo criado Abelardo, que era además su amigo, y le explicó lo que había prometido al enano.
Abelardo la consoló y rápidamente se marchó a recorrer todo el país. Pasaba de pueblo en pueblo preguntando si alguien conocía a un enano. En el último pueblo una niña le dijo que paseando por el bosque vio una casa muy pequeña y su madre le dijo que en ella vivía un enano. Abelardo se acercó sigilosamente a la casa del bosque y vio al enano que estaba cortando leña mientras cantaba:
y mañana no trabajaré
pues con el príncipe me quedaré.
Rumpelstiltskim me llamo…”
Abelardo corrió muy contento hacia el palacio para contárselo a la reina Clara. Por la noche, el enano apareció sonriendo en la habitación de la reina.
—Ya sé tu nombre, te llamas Teófilo— dijo Clara.
—Te has vuelto a equivocar— le contesto el enano muy sonriente.
—Creo que ya lo sé, te llamas... Rumpelstiltskim
El enano dio un salto tan grande que con su gorro golpeó el techo y muy enfadado desapareció por la ventana.
Clara y Abelardo sonrieron felices. Nunca más se volvió a saber del enano Rumpelstiltskim en el país. Y colorín colorado este cuento ya se ha terminado.
2. ¿De qué presumía ante todos el molinero?
3. ¿A oídos de quién llegó el rumor que corría sobre Clara?
4. ¿Qué pensó el rey que pasaría si era verdad lo que decían de Clara?
5. ¿Qué ordenó el rey a sus caballeros? ¿Por qué?
6. ¿Qué le dijo el rey a Clara que tenía que hacer?
7. ¿Qué hizo Clara cuando el rey le pidió que convirtiera la paja en oro?
¿Por qué?
8. ¿Quién ayudó a Clara? ¿Qué le regalaría Clara al enano si éste le
ayudaba?
9. ¿Qué ocurrió cuando el rey volvió a la mañana siguiente? Y entonces,
¿qué volvió a perdirle el rey?
10. ¿Qué pasó entonces? ¿Qué le regaló Clara al enano esta vez?
11. ¿Qué ocurrió a la mañana siguiente? ¿A dónde llevó el rey a Clara al
anochecer? ¿Qué le dijo?
12. ¿Qué le dijo el enano que debería regalarle si le ayudaba ?
13. ¿Qué dijo el rey cuando vió la habitación más grande del palacio llena de
oro?
14. ¿Qué ocurrió al año de haberse casado? ¿Cómo se llamaba el niño?
15. ¿Qué pasó la noche en que nació el niño? ¿Qué le dijo el enano a Clara?
¿Qué contestó Clara?
16. ¿Qué tenía que hacer Clara para que el enano no se llevara a su hijo?
¿A quién pidió ayuda esta vez?
17. ¿Qué hizo su viejo criado Abelardo? ¿Cómo se llamaba el enano?
DESARROLLAMOS ACTIVIDADES INTERACTIVAS EN:
lunes, 27 de agosto de 2012
PRIMER GRADO: LA FLAUTA QUE HACIA BAILAR
Había, hace muchos años, un campesino que tenía tres hijos. Se dedicaba a cultivar sus campos y los dos hijos mayores eran los encargados de vender sus productos en el mercado de la ciudad. El hijo más pequeño, Juanillo, era muy alegre y bueno. Su padre lo mandó de pastor a las montañas cercanas con un rebaño de ovejas.
Un día, cuando estaba llevando las ovejas a una ladera donde crecía una hierba muy fresca, se encontró a un lobo herido porque una piedra le estaba aplastando una de sus patas.
- Juanillo, Juanillo... - gritó el lobo- Ayúdame y te prometo que no molestaré más a tus ovejas.
Juanillo corrió hacia el lobo y, sin pensarlo, levantó la piedra y curó la herida de su pata. El lobo, en agradecimiento, le llevaba todas las noches ramitas para que pudiera hacer una pequeña hoguera, al lado de la cual dormían los dos. Una tarde trajo un palo que tenía un brillo especial..
- Juanillo -le dijo el lobo- yo creo que este palo no lo has de quemar porque creo que es mágico.
- De acuerdo -le contestó el pastor- haré con él una flauta y así podremos divertirnos todos.
El palo sí que tenía que ser mágico, pues cada vez que Juanillo tocaba su flauta, todos los animales y las personas que estaban a su lado se ponían a bailar. Pero aunque tocara y tocara, las ovejas no adelgazaban con tanto baile, sino que cada vez estaban más hermosas.
Los demás pastores de la zona se enteraron de lo que hacía Juanillo y todos llevaron sus rebaños cerca del suyo para que pudieran oír su música.
Cuando llegó el otoño y bajaron al pueblo, todos se quedaron asombrados de lo gordos y fuertes que estaban los rebaños.
Al poco tiempo, la hija de un campesino rico de la comarca enfermó: se puso muy triste y no quería comer. Su padre prometió que quien alegrara a su hija se casaría con ella y heredaría todos sus campos.
El padre de Juanillo pensó que era un buen momento para intentar casar a uno de sus hijos con ella. Llenó un saco de las mejores manzanas de su huerto y le dijo a su hijo mayor:
- Lleva este saco de frescas manzanas a la hija del campesino rico y, si consigues que se ría y las coma, te podrás casar con ella.
Cuando iba hacia la casa del campesino rico se encontró con el lobo, que le preguntó:
- ¿Dónde vas y qué llevas en el saco?
- Voy donde no te importa y en el saco sólo llevo ratones -le contestó el hermano mayor-.
Cuando llegó a casa del campesino y su hija abrió el saco, todas las manzanas se habían convertido en ratones. El campesino le echó de su casa muy enfadado.
Al día siguiente, el padre de Juanillo llamó a su hijo mediano:
- Lleva este saco lleno de olorosas naranjas e intenta tener mejor suerte que tu hermano mayor.
El hermano mediano se echó el saco al hombro. Caminando hacia la casa del campesino rico también se encontró al lobo, que le preguntó:
- Dime, hermano mediano, ¿dónde vas y qué llevas en el saco?
- A ti no te importa dónde voy -le contestó- y sólo llevo moscas más feas que tú.
Cuando abrió el saco delante del campesino rico y de su hija, sólo moscas salieron de él. También se enfadaron mucho y le mandaron de vuelta a su casa.
Al día siguiente, el padre llamó a Juanillo:
- Mira a ver si tienes más suerte que tus hermanos y lleva este saco de peras a la hija del campesino rico.
Al igual que sus hermanos, cogió el saco y se fue por el camino. En la valla le estaba esperando el lobo, que le preguntó:
- Juanillo, ¿qué llevas en ese saco tan grande y dónde vas?
- Voy a ver al campesino rico y a su hija; les llevo unas peras muy grandes de nuestro huerto y si consigo que ella las coma y se ría, se casará conmigo.
Al llegar a casa del campesino, las peras habían crecido tanto que no las podía sacar del saco. Cuando vio que el campesino se empezaba a enfadar, cogió su flauta mágica y se puso a tocar. Al momento, todos muy contentos, empezaron a bailar; hasta las peras bailaban mientras salían del saco.
Al dejar de tocar, la hija del campesino estaba tan cansada que cogió una pera y se sentó a comerla muy sonriente. El padre de la muchacha abrazó a Juanillo, diciéndole:
- Pensé que me ibas a gastar una broma de mal gusto como lo hicieron tus dos hermanos. Pero has hecho comer y reír a mi hija y mañana mismo os casaréis.
Al día siguiente se celebró la boda y nunca más estuvieron tristes, pues la música de la flauta de Juanillo curaba todas las penas.
Nos divertimos en:
CUARTO GRADO: LOS PRONOMBRES
Pronombres
Los Pronombres son palabras que sustituyen al nombre para evitar su repetición. Es decir, señalan o representan a personas, cosas o hechos que son conocidos por el que habla y el que escucha.
Ejemplos: "Pedro jugó un partido el sábado. Él marcó dos goles". En la segunda oración la palabra Él es un pronombre porque sustituye a Pedro.
"Tengo varios juguetes, éste te gustará". Éste es un pronombre porque sustituye a juguete (Este juguete te gustará).
"Tengo varios juguetes, éste te gustará". Éste es un pronombre porque sustituye a juguete (Este juguete te gustará).
Clases de Pronombres
Clase | Definición |
---|---|
Personales | Sustituyen a las personas gramaticales y van delante de los verbos. Yo, Tú, Él, Ella, Nosotros, Nosotras, Vosotros, Vosotras, Ellos, Ellas. |
Demostrativos | Se refieren a nombres indicando proximidad o lejanía respecto a las personas que hablan y escuchan. Cercanía: éste, ésta, esto, éstos, éstas. Distancia media: ése, ésa, eso, ésos, ésas. Lejanía: aquél, aquélla, aquello, aquéllos, aquéllas. |
Posesivos | Se refieren a un nombre y además indican si el objeto pertenece a una o varias personas. Un poseedor: mío, mía, míos, mías; tuyo -a -os -as; suyo -a -os -as. Varios poseedores: nuestro-a-os-as; vuestro-a-os-as; suyo-a-os-as. |
Indefinidos | Señalan una cantidad imprecisa de lo nombrado. Ejemplos: Un, uno, una, alguno, alguien, cualquiera, nadie, ninguno, pocos, muchos, escasos, demasiados, bastantes, varios, otros, tantos, tales... |
Relativos | Se refieren a un nombre ya citado en la oración, sin necesidad de repetirlo. Que, el cual, la cual, lo cual, los cuales, las cuales, quien, quienes, cuyo, cuya, cuyos, cuyas, donde. |
Numerales | Informan con exactitud de cantidades y órdenes de colocación referidos a nombres, pero sin mencionarlos. Pueden ser: Cardinales: uno, dos, tres, cuatro... Ordinales: primero, segundo, tercero, cuarto... Fraccionarios: mitad, tercio, cuarto... Multiplicativos: doble, triple, cuádruple... |
Interrogativos | Expresan preguntas referidas a sustantivos. Ejemplos: ¿Qué vas a comer?, ¿Por qué me miras? |
Exclamativos | Expresan sorpresa o emoción para resaltar a los sustantivos. Ejemplos: ¡Qué de goles!, ¡Cuántos aprobaron el examen! |
Ejemplos de pronombres Interrogativos y Exclamativos: qué, cuánto, cuánta, cuándo, cuál, cuáles, dónde, quién, quiénes... |
AHORA PRACTIQUEMOS:
CLIC AQUÍ
viernes, 24 de agosto de 2012
TERCER GRADO: PROBLEMITAS
En el enlace a continuación encontraras unos problemitas que debes resolver, piensa y decide bien que operación has de realizar, marca tu respuesta y al final comprueba tus resultados:
http://www.aplicaciones.info/calculo/cpr08.htm
http://www.aplicaciones.info/calculo/cpr08.htm
lunes, 20 de agosto de 2012
PRIMER GRADO: RECONOCEMOS GENERO Y NUMERO
Para poner en practica nuestros conocimientos sobre el género y número haremos clic en la siguiente imagen
CUENTO: ERNESTO NO PUEDE
Había un pequeño saltamontes llamado Ernesto que caminaba por el jardín... Sí, sí, caminaba; todavía no saltaba porque no lo había intentado nunca.
Ernesto no intentaba hacer nunca nada. Cuando alguien le decía que hiciera esto o aquello, siempre respondía lo mismo:
Ernesto no intentaba hacer nunca nada. Cuando alguien le decía que hiciera esto o aquello, siempre respondía lo mismo:
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
Ernesto sólo se alimentaba de alguna hierba amarga que había en el suelo. Cuando papá saltamontes le decía que le acompañara para comer unas suculentas hojas tiernas, Ernesto volvía a decir lo mismo:
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
—Ernesto, ¿juegas con nosotros?
Ernesto contestaba como siempre y como tantas y tantas veces:
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
Y así siempre... Un día llovió y el jardín quedó mojado. Las mariquitas, las hormigas, los gusanos, las mariposas y los demás animalitos también se mojaron. Para secarse, todos se subieron a las hojas más altas de las plantas, más cerca del sol. Bueno, todos no. Ernesto se había quedado abajo, empapado por el agua de la lluvia. Sus amigos le animaban para que subiera.
—¡Ernesto, sube a esta hoja para secarte!
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
Sus amigos insistían:
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
Sus amigos no dejaban de animarle:
—Nosotros hemos trepado con mucho esfuerzo, pero tú sólo tienes que saltar.
Ernesto, como siempre, ni siquiera lo intentó. Se marchó llorando mientras los demás seguían tumbados al sol.
Florindo, el duende del jardín, escuchó su llanto y se acercó.
—¡Hola! ¿Por qué lloras? ¿Cómo te llamas? —le preguntó.
—Me llamo Ernesto y lloro porque no estoy arriba con los demás secándome al sol —contestó Ernesto.
—No, no he subido... —le dijo Ernesto.
—¿Y por qué no subes y dejas de llorar?
Entonces Ernesto pronunció esa frase que todos estaban acostumbrados a oírle:
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
Florindo, cuando la escuchó, se quedó tan extrañado que se le rizaron los bigotes. Sonriendo, le volvió a preguntar:
—¿Por qué no puedes? ¿Acaso lo has intentado?
Ernesto, con un poco de vergüenza, le dijo en voz bajita:
—No... no lo he intentado, yo nunca intento nada.
—¿Es que nadie te ha enseñado que todo requiere su tiempo, que las cosas se van aprendiendo poco a poco, y que lo único que tenemos que hacer es intentarlo todas las veces que haga falta? —le dijo Floriendo—. ¡Venga, inténtalo! ¡Vamos!
—No sé... Quizás tengas razón, pero... Bueno, está bien,... ¡voy a intentarlo!
Ernesto lo intentó, ante la atenta mirada de Florindo. Encogió las patas traseras y... ¡uuuuuupa! Dio un salto. Por primera vez dio un salto, pero no consiguió llegar ni siquiera a las hojas que estaban más abajo. Entonces Ernesto dijo otra vez:
—¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo!
Rápidamente, Florindo le replicó:
—¿Qué te dije? ¿Acaso no lo recuerdas? Nadie nace sabiéndolo todo. ¡Venga, inténtalo de nuevo!
Ernesto volvió a encoger sus patitas traseras, rápidamente las estiró y... ¡uuuuuupaaaa! ... Había sido un salto más largo que el primero, pero tampoco llegó donde quería. Antes de que abriera la boca para quejarse, Florindo le dijo:
—¿A que adivino lo que me ibas a decir?... ¡Es que no sé!... ¡Es que no puedo! ¿No has visto que el salto ha sido más grande que el primero? Pues cuanto más saltos realices, más alto llegarás. Además, si al saltar despliegas tus alas (porque sí... ¡los saltamontes también tienen alas!) tus saltos serán mayores.
Ernesto hizo caso al duende y estuvo saltando y saltando... una y otra vez..., hasta que por fin en uno de esos intentos...
—¡Yuuuujuuuu! ¡Florindo, mira, lo he conseguido!
Ernesto había llegado a las hojas más altas. Todos los demás animalitos le aplaudieron, unos con sus patitas y otros con sus antenas.
Cuando Ernesto iba a ponerse al sol para secarse, se dio cuenta de que con tantos saltos se había secado. Bajó dando otro salto y siguió saltando y saltando,... Y dicen que sigue y sigue saltando sin parar, de planta en planta, de hoja en hoja, de flor en flor y de jardín en jardín.
CONTESTA LAS SIGUIENTES PREGUNTAS EN UNA HOJA Y ENTREGA A TU PROFESOR(a)
2. ¿Por qué Ernesto no saltaba?
3. ¿Qué ocurría cuando su madre le pedía ayuda para buscar algo?
4. Y, ¿qué pasaba cuando su padre le pedía que le acompañara a
buscar comida?
5. Cuando sus amigos le decían que fuera a jugar con ellos, ¿qué les
contestaba Ernesto?
6. Pero, ¿qué es lo que un día ocurrió en el jardín?
7. ¿Qué hicieron los amigos de Ernesto para poder secarse?
8. Y Ernesto, ¿qué hizo?
9. ¿Qué le dijeron sus amigos? ¿Y qué dijo Ernesto?
10. ¿Qué hizo Ernesto mientras los demás estaban tomando el sol?
11. ¿Quién oyó el llanto de Ernesto? ¿Qué le dijo el duende Florindo?
12. ¿Qué hizo entonces Ernesto?
AHORA SI, DESARROLLAMOS LAS ACTIVIDADES INTERACTIVAS
jueves, 16 de agosto de 2012
QUINTO GRADO F
LA BIODIVERSIDAD ES UN TEMA MUY IMPORTANTE, VEAMOS DE QUE TRATA.HACIENDO CLIC EN LA IMAGEN
QUINTO GRADO
HOY DÍA PRACTICAREMOS TODO LO APRENDIDO SOBRE FRACCIONES.
HAZ CLIC EN LA PALABRA:
TERCER GRADO
Hola niños...en los siguientes enlaces encontrarás; qué son palabras compuestas, algunos ejemplos y actividades para reforzar este interesante tema.
PALABRAS COMPUESTAS
FORMAMOS PALABRAS COMPUESTAS
MÁS PALABRAS COMPUESTAS
CORRIGIENDO PALABRAS
VICENTE Y LIBERTAD
En el jardín de una hermosa casa de campo había un gran hormiguero en el que las hormigas, dirigidas por Catalina, la hormiga más fina, reina del hormiguero, habían construido largas galerías, con su comedor, sus salas de juego, sus dormitorios y una gran habitación destinada a la despensa.Este cuarto era muy grande, y en él almacenaban la comida que recogían durante el verano y que consumían a lo largo del frío invierno.
Una soleada mañana de verano, la reina Catalina salió a dar un paseo y descubrió, en un rincón del jardín, algunos alimentos que se podían almacenar para el invierno. Volvió corriendo al hormiguero y, llena de alegría, indicó a todas las hormigas el lugar donde encontrarían las provisiones.
Las hormigas, una detrás de otra para no perderse, emprendieron el camino, pero a Vicente, la hormiga independiente, y a su amiga Libertad, la de antenas sin par, les gustaba explorar y buscar alimentos por su cuenta. Así que no hicieron caso a las indicaciones que les habían dado y cada una se fue por su lado, con la esperanza de encontrar comida.
Vicente, la hormiga independiente, se fue por el césped... y buscó... y buscó... pero nada encontró. Libertad se subió a las piedras... y también buscó... y buscó... pero nada encontró.
Se había hecho muy tarde y Vicente y Libertad, cada uno por su lado, se dieron cuenta del error que habían cometido al haberse alejado del hormiguero. Ahora tendrían que volver con las manos vacías, llenos de vergüenza.
Cuando volvían al hormiguero, Vicente y Libertad se encontraron y se pusieron a caminar juntas comentando su aventura. Mientras caminaban, vieron cómo caía del bocadillo de un niño una gran miga de pan.
Las dos hormigas al ver la miga tierna se relamían y se les hacía la boca agua.
-Mmmmm... ¡Qué bien! -dijo Libertad-. Me la comeré entera en un momento.
-Mmmmm... ¡Qué bien! -dijo Libertad-. Me la comeré entera en un momento.
Pero cuando ya la tenía agarrada con su boca y pensaba que todas las hormigas del hormiguero se morirían de envidia, Vicente exclamó:
Las dos hormigas se lanzaron sobre el trocito de pan y comenzaron a tirar una para un lado y la otra para otro... para allá y para acá... para acá y para allá... mientras discutían con gran fuerza:
- ¡Es mía! -dijo Libertad
- ¡Que no, que es mía! -contestó Vicente
- ¡Mía! -insistió Libertad
- ¡No, mía! -replicó Vicente
- ¡Que no, que es mía! -contestó Vicente
- ¡Mía! -insistió Libertad
- ¡No, mía! -replicó Vicente
Cuando ya se habían repartido unas cuantas bofetadas, llegó Barbosa, la hormiga generosa. Era una hormiga muy pequeña, que se había perdido, y que al oír el alboroto sintió curiosidad por saber qué pasaba.
Al verla acercarse, Vicente y Libertad se asustaron pensando que tendrían que repartir también con ella el botín.
-¡Alto ahí! ¡No toques ese trozo de pan! ¡Es nuestro! -dijo Libertad.
-Eso es -dijo Vicente- Si quieres llevarte este sabroso alimento, tendrás que pelearte con nosotras.
-¿Pelearme yo? -exclamó Barbosa-. No tengo intención de pelearme con nadie. Lo único que quiero es comer. Llevo toda la mañana dando vueltas por el jardín, me he perdido, y estoy cansado y hambriento. ¿Por qué no repartimos el pan entre las tres?
-¿Compartir el pan? Esta miga es sólo para mí -dijo Libertad.
-Eso no es verdad, es para mí solito -respondió Vicente.
-¡Que te has creído tú eso! -dijo Libertad.
Entonces intervino Barbosa:
-Si seguís discutiendo no habrá forma de entenderse. Es una miga de pan muy grande para que se la coma una sola. Tenemos comida para las tres... Y seguro que, después de comer todo lo quequeramos, nos sobrará y lo podremos llevar entre las tres al hormiguero. Por eso, lo mejor sería compartir esa estupenda y tierna miga de pan. Discutir no sirve de nada, nos hace perder el tiempo. Además, por el camino he visto un pájaro que nos puede quitar este exquisito manjar.
-Oye, Vicente, creo que Barbosa tiene algo de razón -dijo Libertad.
-Oye, Vicente, creo que Barbosa tiene algo de razón -dijo Libertad.
-Es verdad, quizá está en lo cierto -dijo Vicente-. Además, si no lo hacemos cuanto antes, la miga de pan se va a quedar más dura que una piedra.
Así partieron la miga y comieron. Y comieron hasta hartarse. Cuando terminaron, se habían hecho muy amigas y entre las tres llevaron al hormiguero el pan que les había sobrado.
Es una suerte que decidieran hacer caso a Barbosa, la hormiga generosa, ya que si no, a estas horas todavía estarían discutiendo y la miga de pan… Pero lo más importante es que a partir de ese día fueron amigas y aprendieron a compartir todo lo que tenían.
FIN
COMPRENSIÓN LECTORA
1. ¿Dónde estaba situado el hormiguero de la Reina Catalina?
2. ¿Dónde almacenaban la comida que recogían las hormigas durante
el verano?
3. ¿Qué encontró la Reina Catalina en un rincón del jardín? ¿Qué
hicieron entonces las hormigas?
4. ¿Por qué Libertad y Vicente fueron solos a buscar la comida?
5. ¿Qué habían encontrado Vicente y Libertad al final de la tarde?
6. ¿De qué se dieron cuenta Vicente y Libertad cuando volvían al
hormiguero?
7. En el camino de regreso, ¿qué es lo que encontraron?
8. ¿Por qué empezaron a pelearse Vicente y Libertad?
9. ¿A quién se encontraron mientras peleaban?
10. ¿Qué les dijo Barbosa para que no siguieran peleando?
11. A partir de ese día, ¿qué hicieron las hormigas?
ACTIVIDAES INTERACTIVAS
CLIC EN EL ENLACE
martes, 14 de agosto de 2012
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